Chileno, nacido en España, criado en Chile. De niño y adolescente tuve problemas para encajar. Me asustaban los juicios negativos que me rodeaban. Me refugié en mi intelecto. Me convertí en un refugiado intelectual. Y por el esfuerzo de encajar, más que por mi habilidad innata, me volví muy bueno en ello. Me gradué en Economía Agraria e Ingeniería Forestal en la Universidad Católica de Chile, motivado principalmente por una profunda preocupación en mi alma por la situación ambiental del planeta. Mientras tanto, viajaba, hacía algunos deportes y aventuras, pero sobre todo era súper nerd, dolorosamente alcoholizado y siempre soltero.

 

Nunca pude encajar en la vida religiosa católica que me fue ofrecida/impuesta en la secundaria y en la universidad. Mientras que al principio me sentía mal por no "tener la fe" que se suponía que debía tener, estoy feliz de haber sido leal a mí mismo. Con mayor razón era yo un refugiado intelectual.

 

Trabajé en una ONG durante un par de años, luego me dirigí a la Universidad de Minnesota para seguir un programa de postgrado en economía aplicada. Estaba poco interesado en aplicar algo sin antes comprender profundamente. Así que me sumergí en las profundidades de las matemáticas, la teoría económica y la teoría estadística.  Extremadamente apasionado por entender la economía, la ciencia social que se ocupa del bienestar de la sociedad. La promesa de que el razonamiento podría traer la verdad sobre nuestro bienestar conflictivo: pobreza, desigualdad, destrucción de la naturaleza. ¿Cómo puedes arreglar los tres juntos cuando van en direcciones diferentes? No sabía entonces que para abordar rigurosamente estas profundas cuestiones sobre la sociedad, el razonamiento por sí solo no era suficiente. Más tarde diría con orgullo "la avenida intelectual está agotada", cuando lo entendí con el alma. Qué hermosa avenida es de todos modos.

 

Luego vino el doctorado en la Universidad de Chicago: La crisis personal más intensa me llevó a darme cuenta de algo a lo que estaba completamente ciego: Siempre había sido infeliz. El sufrimiento extremo llevó al despertar espiritual. De alguna manera, por alguna razón, completé el doctorado. Debo decir que esta fue una experiencia traumática, que me ha llevado a investigar la herida arquetípica de la ciencia en la humanidad (invitado recientemente a darle ese nombre por Pat McCabe).

Puedo adelantar ahora que es muy difícil hablar de ello sin que las dolorosas heridas se muestren. Fue una bendición también, me llevó a entender el uso de la mente lógica humana de una manera muy profunda. Me llevó a entender que el egoísmo no era el problema de la economía, sino un síntoma natural. Me llevó a entender que la fuente de todas las crisis en nuestra sociedad no es la falta de ética en el comportamiento humano (sólo otro síntoma). Me llevó a la conclusión de que yo tenía algo desconocido y muy valioso que compartir.

 

La claridad para hacerlo vino después de un recorrido de 7 años de buscar, probar y probar, y fallar y fallar. Un encuentro único en el proceso: Charles Eissenstein, él estaba diciendo elocuentemente lo que yo estaba viviendo.

 

¿Sobre el camino espiritual? Baste decir que yo estaba tan equivocado sobre tantas cosas hasta que finalmente me di cuenta de que nunca ha habido nada equivocado en mi.

 

Durante los últimos años he vivido con mi esposa y mis tres hij@s en Los Altos de Chiapas, en el sur de México.