A menudo las emociones o los procesos emocionales aparentemente no relacionados con la economía están en realidad conectados de maneras muy interesantes.
Por un lado tenemos Las Emociones de la Economía, que son todas las emociones que la economía despierta en nuestras vidas. Por ejemplo, el miedo a perder un trabajo. El dolor de que el Rinoceronte Blanco del Norte se extinga (sí, la extinción de especies es también un fenómeno económico). La rabia y el "tener la razón" en un debate sobre el cambio climático. La pasión y vitalidad de seguir el llamado de tu alma.
Para mí el mayor misterio es cómo nuestros sentimientos y emociones se relacionan, implican, conectan con la realidad en general y con la economía en particular. Podríamos llamarlo La Economía de las Emociones. Por ejemplo, si existe un miedo no gestionado a la escasez, la respuesta natural en microeconomía es la obsesión por el control del presupuesto. En términos macro, el paradigma del ser separado rodeado de otredad da como resultado instituciones económicas que endémicamente inducen la escasez.
En mi opinión, no hay nada más importante que dar espacio a lo que se mueve en nuestros corazones. Dar permiso a nuestras emociones es poderoso y significativo para ampliar nuestra libertad.
Algunas emociones y/o sentimientos son más fáciles de compartir que otras. Algunos son realmente muy difíciles. Es entonces cuando 'economizamos' o 'ahorramos' nuestras emociones. Pueden ser difíciles por lo que significa para nosotros íntimamente, o pueden ser difíciles simplemente porque es difícil encontrar las palabras apropiadas. A veces, cuando otros lo hacen, nos sentimos animados a hacerlo también.
Aquí hay un ejemplo, todavía en curso para mí: Fotos y Rabia.
Personalmente disfruto con pasión cuando decido hacerlo y no tengo ni idea de lo que diré cuando empiece a decirlo. Cuando dejo ir el control y las expectativas... A veces las emociones son tan fuertes que literalmente no tenemos otra opción que rendirnos, dejando ir todo el control.
Así que por favor siéntete llamad@, siéntete libre de compartir. Tendremos aquí como prioridad mantener un espacio respetuoso y libre de juicios.
Por cierto, la unicidad significa que no hay separación entre lo bueno y lo malo, entre lo correcto y lo incorrecto. Por lo tanto, la unidad implica no juzgar. Practiquémoslo poco a poco. No juzguemos especialmente ese lugar interno que tanto necesita juzgar.