(posteado en el grupo facebook de economía sagrada 18 julio 2017)
Me encuentro investigando la herida arquetípica de la ciencia en la humanidad (iniciativa a la que me sentí invitado tras conversar con Pat McCabe), enfocando la mirada en mi propia herida como científico. En el contexto actual de múltiples traumas del patriarcado o de la separación, por ejemplo los dejados por las guerras, por la conquista europea en america y el genocidio de las naciones originarias, etc., ¿Cuál es la naturaleza exacta del trauma atribuible a la ciencia? El interés no es en culpar, sino en la oportunidad de sanación.
Cuando pienso en lo que me duele de la ciencia, me han dolido varias cosas. Me duele su pesadez, ¡cuánto pesa la ciencia! Me duele que la sociedad convencional "exija" decir en lenguaje científico, respaldar con la razón, aquello que es obvio en el corazón. Me duele aún más que mucha gente que ya tiene la conciencia de la situación absurda y destructiva de nuestra civilización, mantiene en su metodología la misma ciencia patriarcal desde donde nace todo el problema (aunque respeto su libertad). Es una herida desde donde he creado ego, lo he podido ver en mi frustración a veces de no ser escuchado (El absurdo pensamiento "si todos se dieran cuenta lo que yo sé entonces resolveriamos todos los problemas").
Claro, me ha dolido desde la escuela haber sido evaluado, castigado o premiado por falta/mérito de inteligencia. Ante la exigencia máxima en la universidad de chicago, por ejemplo, probablemente podría decir que quedó un trauma en mí de permanentemente tener que demostrar mi inteligencia. Y lo que fue peor, al darme cuenta de eso y querer salir de ese patrón, encontrarme con que ya no tuve lugar en la sociedad, como que ya no hubiese manera posible de adaptarme... Con el tiempo eso se fue transformando en bendición. Pero queda un dolor, una soledad...
Un anhelo del corazón de ser escuchado por un lado, y un deseo de ser visto, una ambición de ser admirado por mis méritos, sobre todo por los méritos por los que sufrí... Deseo este último, por supuesto, del cual cada día quiero liberarme, y que intento sentir con compasión en lugar de darle batalla alguna.
El llamado de mi alma persiste. El pensamiento científico sigue colonizando y dañando nuestra alma humana hoy en día mientras escribo estas lineas. Mi alma humana, grande como la humanidad entera, grita ya no quiero ser colonizada. Ya basta.
Este es un primer acercamiento a mirar esta herida, a mover este asunto con mucho respeto. Una parte de mi quiere sentir que "sé de lo que estoy hablando", y en otra parte de mi quiero decir No Sé. Es un comienzo.